Contratación pública entre tendencias: globalización, innovación y coronavirus

La dinámica actual de ritmo acelerado y sin pausa ha logrado una nueva definición en el orden mundial, del cual es necesario encausar el camino para salvaguardar la economía.

La Comisión Europea, la OCDE, el Fondo Monetario Internacional y Organización de Mundial de Comercio, ven con precaución la crisis que se avecina. Aumento del desempleo, inminentes cierres comerciales e industriales, migraciones, conflictos sociales, disminución de ingresos de los ciudadanos y cambios en los negocios y las necesidades de los consumidores.

El Estado desde su posición de proteger el bien común y el bienestar de la ciudadanía, se verá gravemente afectado. Contratos imposibles de cumplir, otros innecesarios porque no son prioritarios en el momento actual y otros con sobre costos por el contexto de la fuerza mayor. La Administración igual que el ciudadano tendrá mayores gastos, diferentes expectativas y distintas prioridades.

El escenario que no será fácil de resolver ni tampoco al corto ni mediano plazo, requerirá de líneas claras por parte de los gobiernos. La primera medida, será garantizar la prontitud y efectivo pago de las obligaciones dinerarias de las entidades públicas. El gobierno de Nueva Zelanda estableció que en los contratos públicos deben realizar el pago de los contratos en 10 días. El Estado debe pagar de forma oportuna los bienes, servicios y obras para generar liquidez en los contratistas y ellos a su vez paguen sus obligaciones y en especial las laborales. El Reino Unido estableció la política de open books, mediante la cual las empresas deben demostrar y garantizar el pago oportuno de sus acrecencias laborales y a proveedores.

La segunda medida, ya planteada en el Decreto 531 de 2020, es la reactivación de las obras públicas. El reinicio de actividades del sector de la Infraestructura a partir del 13 de abril permitirá generar empleos, compra de bienes, materiales y servicios directos e indirectos, que ayudará en gran medida a salir de la angustia. El plan de obras de Ciudad de México no se detuvo, continuando con la construcción de 60 proyectos estratégicos, entre ellos la construcción de nuevas líneas de metro.

La tercera medida que debería aplicar el gobierno en los próximos años, será gastar mas, mucho mas. El papel de gasto del Estado en la economía es enorme, cerca del 15% del PIB. El aumento del gasto público tiene la virtud de avivar la economía. El gasto público genera empleo, adquisición de materia primas y servicios, y en especial en las regiones. Gran parte del territorio vive de una economía artesanal y de lo que el Estado compra. La reactivación de economía en Estados Unidos y Europa después de debacles económicos o en el periodo de posguerras, se debió en parte al aumento importante del gasto público. El New Deal por ejemplo, mediante la estrategia Public Works Administration el presidente Roosevelt logró aprobar que el Estado gastara (invirtiera) en siete años cerca de 13 millones de dólares, generando empleos para mas de 3.5 millones de ciudadanos. Adicionalmente llevo al país a un estratégico desarrollo de infraestructura, mas de un millón de kilómetros en infraestructura vial, cerca de 300 aeropuertos y mas de 100 mil edificios públicos. Ya el gobierno colombiano tramita ante el FMI, un apoyo financiero por mas de 11.000 millones de dólares, para enfrentar y solventar lo que se viene.

El fatal error será gastar (no invertir) en subsidios, mercados y apoyos para superar la hambruna a los mas pobres. Las caídas económicas que tocan fondo requieren soluciones reales y no presuntas y momentáneas. El gobierno debe invertir en la gente, en darle una oportunidad de ingreso, oportunidades de trabajo.

La cuarta, será dar un paso en las políticas de gobierno digital y acercar al ciudadano y al Estado. El gasto público en nuevas tecnologías, innovación digital y digitalización de la actividad estatal será gratamente recompensado. El fomento de la industria tecnológica estará de la mano de las tendencias de mayor crecimiento económico. Contar con un Estado digital representa transparencia que se ve reflejada en confianza de la ciudadanía con los gobernantes. Hoy sería absolutamente necesario contar con servicios judiciales digitales, pagos a proveedores estatales mediante el SECOP, mejoramiento de plataformas más livianas y en ambiente móvil, que ayuden a democratizar los servicios que prestan los entes públicos.

La Comisión Europea recomienda en el marco de la emergencia utilizar la compra pública para la innovación donde las entidades públicas impulsen mediante la contratación una colaboración más estrecha con los ecosistemas de innovación o las redes de emprendedores, que podrían proponer soluciones. Utilizar herramientas digitales como hackatones para hallar nuevos conceptos que permitan reutilizar las mascarillas de protección después de su limpieza o maneras de detectar el virus en el medio ambiente, entre otros. Esto para buscar soluciones la crisis sanitaria, esfuerzos que posteriormente deberán centrarse en la recuperación económica.

Los Estados no la tendrán fácil en los próximos años, con la contratación pública cuentan con la herramienta mas eficiente como política pública si se utiliza de la manera adecuada, reactivado la economía, favoreciendo buenas prácticas ambientales y generando oportunidades reales a la comunidad en la generación de recursos, mediante la utilización de clausulados estratégicos en los procesos de selección y en los contratos públicos.

 

Juan David Duque Botero
Profesor contratación estatal
Universidad del Rosario
duquebotero.com